La decisión para llevar a nuestra madre a un hogar geriátrico no estaba en nuestros planes inmediatos, pero el acelerado deterioro de su enfermedad la inutilizaron de manera acelerada y los cuidados que le proporcionábamos no eran suficientes y cada vez se nos hacía más difícil de manejar.

Gran paz nos invade al leer esta expresión de aprecio por la devoción y amor entregado al trabajo de aliento en los días más inciertos en la existencia de un ser, en nuestro hoy, el ser que nos dio ejemplo y con esfuerzo nos educó para el bien. Eternamente agradecidos.

Nuevamente agradezco el amor, la entrega, la bondad, el esmero, y el cariño que le manifestaron a la tía Inés. Dios las bendiga y derrame muchas bendiciones y abra puertas de mucho éxito y prosperidad.